La capacidad de detectar el campo magnético es conocida en abejas, pájaros, salmones o incluso mamíferos, como topos, murciélagos, ganado vacuno, ciervos y corzos de todo el mundo, que utilizan esta propiedad para orientarse.
Los receptores necesarios para detectar el magnetismo son bastante simples, y muchos otros animales podrían tenerlos.
Los alineamientos de edificios y calles también también observan esa dirección.
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